Ahora mismo estoy trabajando mucho en narrativa breve, y de hecho tengo algunos relatos compilados que creo que son bastante buenos», le había escrito a Dale Peterson el año anterior. eighty one Había pedido a Nadell que empezara a enviarlos a varias publicaciones: �Creo que son buenos, aunque quizá están un poco alejados del camino habitual». eighty two A él le parecía que encajaban perfectamente en Esquire, The Atlantic y el New Yorker. Nadell le insinuó con delicadeza que a publicaciones tan mayoritarias su trabajo podía parecerles, quizá, demasiado vanguardista. Los estilos que seguían dominando en esas revistas eran el realismo y el minimalismo, relatos pulcros con desenlaces sobrios. No period eso lo que Wallace ofrecía. Incluso Nadell encontraba difíciles de apreciar algunas de las cosas que escribía Wallace. �Eso no suena bien, Bonnie», le dijo él en una carta después de que l. a. respuesta de ella a �John Billy» fuera poco halagadora. eighty three El instinto de Nadell period acertado. Playboy think ofó que los angeles historia de Letterman period �demasiado fina para su propio bien». eighty four The Atlantic quería cortarla, igual que Esquire, que también rechazó �Por suerte, el ejecutivo de cuentas…». El editor de The Atlantic afirmó: �Está claro que Wallace es el talento que Mary Carter ha insistido en que es», pero �Animalitos inexpresivos» period �demasiado largo, demasiado idiosincrático y está construido de forma demasiado laxa para nuestros propósitos». eighty five A Wallace estos rechazos le importaron menos de lo que cabría esperarse. El capricho editorial del mundo de las revistas apenas influía en su concept acerca de lo que él debía escribir. En cambio, se tomaba estos envíos de sus relatos como una especie de juego, tenis editorial, y se ofreció para hacerse shipment de ello en sustitución de Nadell cuando llegó l. a. hora de abordar a revistas más pequeñas. Instaló en su pared un tablón de anuncios en el que iba colgando las cartas de rechazo. Pero mientras tanto, el futuro seguía cerniéndose sobre él. Decidió que intentaría salir de Arizona aún más rápido. Había planeado regresar brevemente en el otoño de 1987 para terminar su MFA, pero en vez de ello lo dispuso todo para marcharse en mayo. Podía terminar en casa todo el trabajo pendiente y enviar desde allí el manuscrito. Pero aún seguía sin tener concept de hacia dónde dirigirse después. Dale Peterson seguía intentando conseguirle una plaza a tiempo parcial en Amherst. Pensó en hacer un viaje en moto à l. a. Charlie McLagan e incluso en marcharse a Los Ángeles a escribir guiones de programas de televisión. Mientras tanto, reescribía y reorganizaba sus cuentos para su tribunal de tesis. Se estaba acercando al ultimate de su complicada e insatisfactoria vida en Arizona. Cuando uno de los ejemplares de cortesía de los angeles escoba que le había regalado a uno de sus profesores apareció en una librería de segunda mano de los alrededores, se quedó horrorizado. A finales de l. a. primavera, dejó el apartamento de Carter, cogió una de las láminas de los angeles pared que le gustaba especialmente, se dirigió a casa y se instaló de nuevo en su antigua habitación a trabajar.